Friday, November 9, 2007

Friday, November 2, 2007

Critica expo Gracia Arts Projects

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

The answer, my friend, is blowin´ in the wind.
Maese Dylan

El arte es a menudo un sensible esfuerzo por hacer comunicable lo incomunicable. Cynthia Gómez, Luciana Mariani y Xermán Rodríguez han tratado en su obra de dar voz y cuerpo al interior de las almas... si es que acaso eso existe. El vano intento por conquistar y compartir lo más íntimo y oculto del ser humano está muy dejado de la mano de dios(es) y de psicólogos, últimamente, pero con su propuesta galerística en Barcelona –Gràcia Arts Project, c/ Sant Honorat 11–, Justin Donlon abre un canal lejos de los círculos medios del mainstream para acercarnos a ese universo oscuro que se amaga sutil bajo la piel. Cada artista es un mundo, o mejor dicho, una visión particular de la vida. Pero la voluntad es la misma: ¿qué responde al sentido de nuestra existencia?

Vayamos por partes. La aportación de Cynthia Pájara Gómez, natural de Buenos Aires, se vale del surco como símbolo totémico. En su obra, dicha figura cobra elementos de protección y segregación paradójica. "En la luna", última serie de su creación, decora objetos con esos círculos concéntricos a modo de ojos omnividentes que parecen mirarlo todo desde la profundidad de las almas. Como mapas cuyo desconocido código aún está por descifrar, la ornamentación tiene en su obra un peso específico, pues compone y reestructura un espacio irreal al inserirse como objeto en un lugar físico. Cynthia trabaja con cartapasta, técnica que consiste en pegar recortes de papel o tela con engrudo sobre todo tipo de superficie y soporte –cajas recicladas, muebles y útiles de cocina, posavasos de hule, etc– y repintarlos con lacas y esmaltes. Pero su aparente frivolidad amaga un ambiguo mensaje, pues tales mapas sin norte igual sirven para alejarse como para encontrarse. En definitiva, ¿no era ése el uso del arte?

También argentina, Luciana Mariani apuesta asimismo por materializar lo interior. Desde sus inicios, por su obra asoman fetos, muñecas, órganos... toda clase de referencias a la vida humana "más terrenal". Inspirada por el arte ornamental de los aborígenes australianos y la pintura de los fauve –contraponiendo violentas tensiones entre líneas y planos sobre fondos venosos y fibrados, retorcidos como tripas ensangrentadas–, Luciana confecciona aquí ramos de arterias de un rojo encarnado. Cada cuadro suyo es la instantánea de una flora sensacional, como si en ellos captara con cruda inmediatez el propio sentir de la carne. Su visión es más positiva que ambigua, porque en su interior ve una comunión de corazones... ¿o quizá una lucha por cautivar un mismo espacio?

Otro caso de abducción –introspectiva, se entiende– por el arte es el de Xermán Rodríguez. Él mismo advierte que antes de aprender a hablar, ya pintaba y que, empujado por la imperiosa necesidad de expresarse con pinceles, sufría de ansiedad en los momentos de parón –se sentía, confiesa, como "la triste sombra de una esquina a la que van a mear los perros"–. En su proceso creativo deja manos libres al azar y a una comedida locura. El resultado no es más que otra búsqueda por un yo ignoto, y a veces perturbador. Pero su mirada es aquí irreverente, algo gamberra y muy pop. Xermán pervierte estilos y rompe los formalismos clásicos volviéndolos histriónicos y desacomplejados. Se mofa de Goya, Leonardo, Matisse, Modigliani..., de todos los grandes maestros en general, con más ingenio que los genios. Pero empieza su catarsis riéndose de sí mismo, de su virtud y su habilidad, para luego dedicarse a dinamitar el arte con sus propias armas. El respeto del arte es sólo un consenso, un contrato de palabra, y Xermán parece dispuesto a utilizar su misma retórica para despojarlo de auras mitificadoras. Que el arte, como la vida, no es para tanto, a fin de cuentas, y no caben tantas preguntas.

La incertidumbre ante la duda del devenir es sin embargo un monstruo voraz. Sólo consuelan esporádicamente el arte y los delirios (de felicidad, invento de poetas y farmacólogos). Lo prueba quizá la muestra que se expone en GAP a partir del 31 de octubre.